Mirad las sillas astilladas,
quiero lamer las cascaras de tus manos intolerables.
Tu falsos cermones me queman y me dan asco.
Es entonces cuando beso la muerte,
cuando le hablo y me responde , cuando me enfocan las luces
y me atacan las voces ásperas.
Me inhiben las gargaras constantes, las que quiero patear.
Llega la inmunda víspera que permite nos unamos,
decidimos que no.....
la cuspide de falsedad que me sacude de un golpe y me cega.
sábado, 28 de noviembre de 2009
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